Sniace tiene previsto iniciar este fin de semana la arrancada de Viscocel, que lleva cinco años cerrada y ha sufrido una importante remodelación en la que la empresa ha invertido unos 11 millones de euros. La puesta en marcha comenzará en el primer departamento del circuito de producción de la fibra, en Servicios Químicos, y si no hay ningún imprevisto en el proceso podría completarse en un plazo aproximado de una semana o diez días.
Los trabajadores de Viscocel, que se incorporaron a la fábrica a principios de octubre a jornada normal, pasarán este fin de semana a tres turnos, para cubrir las 24 horas de producción que requiere el proceso. En este momento hay en la planta de fibra unos 180 trabajadores, además de los operarios de diferentes contratas.
Aunque no es descartable algún tipo de retraso o problema en la arrancada, como hace un año ya ocurriera con la fábrica de Celltech, máxime cuando en este caso a los cinco años de cierre una importante reforma de la planta y nueva maquinaria, la intención de la empresa es firme para retomar la actividad de Viscocel.
Para el portavoz del comité de empresa, Antonio Pérez Portilla, es una buena noticia comprobar que el Plan de Viabilidad comprometido por Sniace se va «cumpliendo» y que no solo se ha incorporado a todos los trabajadores de la que han querido volver a la fábrica y a los eventuales de la bolsa de empleo, sino que se han realizado nuevas contratación fuera de la plantilla. La existencia de pedidos y el «interés» de los clientes por la producción de fibra de Sniace hacen que las expectativas sean buenas.
Una situación paradójica, destaca Pérez Portilla que la planta donde, al anunciar Sniace su cierre, se originó el conflicto laboral que supuso el despido de toda la plantilla y tres años de movilizaciones, se perfile ahora como la «joya de la corona» y donde la empresa espera empezar a tener beneficios. «Hay mucho sufrimiento detrás» de la reapertura de Sniace, recuerda el portavoz de los trabajadores.
La segunda gran crisis de Sniace se originó a finales de 2012 con el anuncio de un Expediente de Regulación de Empleo para los 330 trabajadores de Viscocel, que desencadenó varios meses de movilizaciones, una fallida negociación de acuerdo al no aceptar la plantilla despidos y el cierre de la fábrica en septiembre de 2013. Tres años de movilizaciones, un concurso de acreedores, reuniones y contactos en todos los ámbitos de las administraciones, y un complicado periplo judicial concluyeron, de forma sorprendente, con la recontratación de la plantilla y la reapertura de la fábrica, que comenzó con la puesta en marcha de Celulosa y se culminará ahora reanudando la actividad en Viscocel.